martes, 20 de marzo de 2018

Descartes - Spinoza - Leibniz

Descartes inaugura el rechazo al discurso de Tomás de Aquino y de la Iglesia de Roma.
Dios no nos otorga la Verdad. Los humanos tenemos que procurárnosla; sin desmedro de Dios. Descartes decía que existían tres substancias: el pensamiento humano, la extensión (la materia), Dios. Para conectar el pensamiento humano con la verdad  existía la glándula pineal, que nos conecta con la Inteligencia Universal.

Spinoza da una nueva definición de qué es o quién es Dios. Dios es la Inteligencia Universal manifestada en la Realidad concreta.
Afirma que existe una sola substancia: la Realidad. Lo que es y lo que hay es causa de sí misma y a la vez de todas las cosas; lo que es y lo que hay existe por sí mismo y es productor de todo; por tanto, la naturaleza es equivalente a Dios.
Dios y el mundo, su producción, son entonces idénticos. Los objetos físicos, el mundo material, es el cuerpo de Dios. Del mismo modo, todas las ideas son los pensamientos de Dios. Las cosas  son contingentes y finitas, mientras que Dios es de naturaleza infinita y existencia necesaria y eterna.

El conocimiento es posible porque el entendimiento, en tanto parte del entendimiento de Dios, es una modificación o «modo» de la misma sustancia divina, entendimiento infinito de Dios, que «piensa» su objeto extenso o cuerpo, de modo que el entendimiento puro puede «aprehender» la realidad, porque el alma, o sea la idea del cuerpo, «replica» lo que afecta a este cuerpo. La unidad del alma y el cuerpo está justificada por la unidad de la sustancia infinita de la que son sus modificaciones finitas o modos.

El mecanicismo sostiene que todo el universo está determinado por leyes, con lo cual cualquier ente que esté dentro de él también estará sujeto a dichas leyes, incluido el ser humano. Descartes y Spinoza son mecanicistas, pero el primero salva el problema a través de su postulado de las tres sustancias: el mecanicismo (por tanto el determinismo o ausencia de libertad) solo afecta a la sustancia extensa o mundo, pero no a la sustancia pensante o entendimiento.
Pero, al postular Spinoza una sola sustancia, ¿cómo es posible que exista la libertad humana, si todo está sometido a una inexorable regulación permanente? Spinoza acaba afirmando un determinismo (negación de la libertad humana) riguroso, aunque deja el resquicio de una definición poco alentadora y paradójica de libertad: la libertad humana aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado; la libertad no depende de la voluntad sino del entendimiento; el hombre se libera por medio del conocimiento intelectual.
En el campo de la filosofía Spinoza se declara monista, esto es, no cree en la existencia de un dualismo cuerpo-alma. Para Spinoza el hombre es cuerpo y mente, y todo en su conjunto es parte de una sustancia universal con infinitos modos e infinitos atributos, algo que da lugar a un «monismo neutral».
También es determinista, lo que supone que no cree en el libre albedrío: asegura que el hombre está determinado por leyes universales que lo condicionan mediante la ley de la preservación de la vida. Así, afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la religión.
Esta afirmación da origen al inicio, desarrollo y vigencia del Pensamiento Científico, y al origen del imperio de la Razón.

Se considera a Spinoza como el padre de la Filosofía Moderna, por lo que, por lo visto, el quehacer dentro de la cultura occidental fue conduciendo a un cambio en las ideas.

Leibniz es racionalista. Se opone al Empirismo.
Justifica la infalibilidad del razonamiento.

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